3.2.13




Llegue un viernes y el domingo ya sentía q tenia amigas de toda la vida. No conseguí el trabajo que quería, ni la casa q había pensado. No pudo haber salido todo tan distinto a “lo planeado”.  Un día tuve mucha fiebre y pensé que estaba saliendo todo mal, que me vuelvo mañana y listo, ya esta, una pena. Pero al final no pudo ser todo tan perfecto. Ahora tengo un trabajo que me encanta. Y vivo en una casita en el monte con hamaca paraguaya y muchas estrellas que siento cerquita. Tengo un gato que fue hembra y se llamo Luna y después fue  macho y ahora se llama Lunes. Muchos nuevos amigos. Algunos re locos, estamos. Vino el fin del mundo y acá lo esperaban ansiosos, raro. Ahora entiendo por que a este lugar le dicen Capilla Demente. Cuando solté el control y el dominio de la mente me empezaron a pasar cosas lindas y buenas. Aprendí tanto que tendrían q darme algún tipo de titulito. Inicial, nada más que eso obviamente, si sigo siendo una pichi. Una palmadita en la espalda se acepta también. Extraño a veces, otras no puedo reconocerme en la vida que vivía hace tres meses. Medio que me enamore, varias veces. En enero me visitaron 12 personas. Le vendí un mandala a Raúl Taibo. Una española me regalo semillas de maíz ancestral, tengo que ser responsable y cuidarlas. Ya no me dan alergia las almendras, solo alegría. Así estamos, chocha dirían las viejas.